Hay
dos disciplinas dentro de la Gimnasia
Artística que son compartidos tanto por hombres como por
mujeres, como son el Suelo y el Salto, y en el siguiente texto vamos a conocer
un poco mejor como es el Suelo en categoría femenina.
Antes
os quiero recordar los dos textos que he escrito con anterioridad sobre este
deporte en categoría femenina, el primero sobre las Paralelas Asimétricas:
y
el segundo sobre la Barra de Equilibrio, en el que conté con la colaboración
especial de una de las mejores gimnastas españolas, diploma olímpico en Barcelona’92,
como es Alicia Fernández:
Los
ejercicios de Suelo (también llamados “manos libres”) se realizan sobre un
tapiz cuadrado de 12x12 metros de material elástico con una zona de seguridad
alrededor de 2 metros ,
y las dos principales diferencias entre la categoría masculina y la femenina
son la duración de los mismos (entre 70-90 segundos para las mujeres y entre
50-70 para los hombres) y la utilización de la música en las mujeres.
Durante
el desarrollo de un ejercicio de Suelo, el cual se debe realizar dentro de la
zona señalizada para no incurrir en penalización, las gimnastas deben combinar
elementos acrobáticos y gimnásticos, realizando al menos dos series acrobáticas
(aunque lo normal hoy en día es hacer cuatro), con al menos una serie que como
mínimo contenga dos saltos gimnásticos y un giro, todo ello adaptando los
movimientos a la música elegida por la gimnasta, lo que le da un toque muy
personal a cada ejercicio.
Ahora
conozcamos un poco a las grandes especialistas que ha dado este aparato a lo
largo de la historia, comenzando por la primera campeona olímpica de la
historia, la húngara Agnes Keleti,
que se adjudicó el oro olímpico en los primeros Juegos en los que se disputó
esta modalidad en categoría femenina, Helsinki 1952, revalidando su título en
Melbourne 1956 compartido con la soviética Larisa
Latynina.
Larisa Latynina fue la gran dominadora
durante esos años, logrando otros dos oros olímpicos en Roma’60 y Tokio’64, así
como el campeonato mundial de Praga en 1962 y el subcampeonato en 1958, además
de dos campeonatos europeos en 1957 y 1961.
En
los JJOO de México 1968 el oro fue compartido por la soviética Larisa Petrik y la gran checoslovaca Vera Caslavska, tristemente fallecida
hace apenas tres años. En Munich’72 fue otra grande como la soviética Olga Korbut la que se colgó el oro
olímpico.
En
los siguientes grandes eventos, el cetro honorífico de la “Reina del Suelo”
estuvo en manos de la soviética Nellie
Kim, doble campeona olímpica en Montreal’76 y Moscú’80 (aunque aquí
compartió en oro con otra grande como Nadia
Comaneci), campeona mundial en Estrasburgo’78 y campeona europea en
Skien’75.
Y
con esto llegamos a la época que mi memoria reconoce, aquellos Juegos Olímpicos
de Los Ángeles 1984, donde la rumana Ecaterina
Szabo, que el año anterior había sido campeona mundial, se colgó el oro con
un 10 en la final, superando a las estadounidenses Julianne McNamara, que fue plata a pesar de lograr también un 10
en la final, y Mary Lou Retton.
La
soviética Oksana Omelianchik fue oro
en los mundiales de Montreal’85, mientras que en Rotterdam’87 el título mundial
fue compartido por la rumana Daniela
Silivas y la soviética Yelena
Shushunova, ambas con sendos dieces en sus
dos ejercicios.
Daniela Silivas fue la única en lograr
un 10 en su ejercicio obligatorio, lo que ayudó a que se subiese a lo más alto
del cajón en los Juegos Olímpicos de Seúl’88, relegando a la plata a la
soviética Svetlana Boginskaya y al
bronce a la búlgara Diana Doudeva.
Oro
compartido por Daniela Silivas y Svetlana Boginskaya en los mundiales de
Stuttgart’89, ambas con un 10 en la final. Reconozco que siempre he sentido una
especial debilidad por Svetlana
Boginskaya, una gimnasta con una elegancia de movimientos extraordinaria
además de tremendamente segura, algo muy destacable teniendo en cuenta su altura.
Quizá no fuese la mejor de la historia, ni la que tenía los elementos más
complicados en acrobacias, pero su gracilidad al moverse y su forma de ejecutar
los ejercicios la convirtieron en mi gimnasta favorita en el Suelo.
Dos
años después, en los mundiales de Indianapolis’91, el oro también fue
compartido por la rumana Cristina Bontas
y la soviética Oksana Chusovitina,
superando a la local Kim Zmeskal,
que fue bronce.
En
1992 se disputaron los mundiales de Paris en el mes de abril, donde solo se disputaron
las competiciones por aparatos, y el oro fue a parar a Kim Zmeskal, siendo la plata para la húngara Henrietta Onodi y el bronce compartido por la rumana Maria Neculita y la “unificada” Tatiana Lysenko, ambas con 9,887, con
la española Sonia Fraguas a un paso
del podio tras acabar en quinta posición con 9,812, superando a otras grandes
gimnastas como Chusovitina o Lavinia Milosovici.
Ejercicio de Suelo de
Sonia Fraguas
La
preponderancia de las gimnastas rumanas en el Suelo se volvió a poner de
manifiesto en los Juegos de Barcelona’92, donde Lavinia Milosovici se alzó con el oro merced a su 10 en la final,
superando a Henrietta Onodi, que fue
plata con 9,950 y a un trío de gimnastas que compartieron el bronce con 9,912:
La estadounidense Shannon Miller, la
rumana Cristina Bontas y la gimnasta
del Equipo Unificado Tatiana Gutsu.
Cuatro
mundiales se disputaron con anterioridad a los Juegos de Atlanta’96, con cuatro
campeonas diferentes aunque una repitió: Shannon
Miller se impuso en Birmingham’93, la rusa Dina Kochetkova fue quien se impuso en Brisbane’94. En Sabae’95
llegó el momento de la rumana Gina
Gogean, que había sido plata en Birmingham y bronce en Brisbane,
imponiéndose con claridad en una final en la que la española Joana Juárez ocupó la quinta plaza (por
delante de históricas gimnastas como la rumana Simona Amanar, la ucraniana Lilia
Podkopayeva y la estadounidense Dominique
Moceanu). En San Juan’96 Gina Gogean
volvió a lograr el oro, pero esta vez compartido con la china Kui Yuanyuan, ambas con 9,850. El
bronce también fue compartido con 9,800 por Lavinia Milosovici y la ucraniana Liubov Sheremeta, con la española Gemma Paz ocupando la quinta posición con 9,775, muy cerca del
bronce.
En
los europeos de Birmingham’96 Joana
Juárez se colgó la medalla de bronce compartida con Dina Kochetkova, mientras que el oro lo compartieron Lilia Podkopayeva y Lavinia Milosovici.
Lilia Podkopayeva se llevó el oro
olímpico en Atlanta’96 tras superar a Simona
Amanar, que fue plata, y a la estadounidense Dominique Dawes, bronce por delante de su compatriota y tocaya Moceanu, mientras que Gina Gogean solo pudo ser séptima en la
final. La mala suerte de esta competición le correspondió a la estadounidense Kerri Strug, que se quedó fuera de la
final debido a una lesión tras haberse clasificado para la final de Suelo con
la mejor puntuación de todas las gimnastas, pero la hazaña heroica de esta gimnasta
para darle el oro por equipos a las “Magnificent
Seven” estando ya lesionada lo trataré en el texto sobre Salto.
Momento
histórico, curioso y para el recuerdo fue el que nos ofrecieron este fabuloso
grupo de chicas estadounidenses durante la Gala de Exhibición, cuando se pusieron a bailar
sobre el tapiz la “Macarena” de Los del Rio…
Tras
su floja actuación en las olimpiadas, Gina
Gogean logró su tercer título mundial consecutivo en Suelo en los mundiales
de Lausana’97. Tras el mandato mundial de Gogean,
su sucesora en Tianjin’99 fue su compatriota Andreea Raducan, quien fue oro por delante de Amanar.
Las
rumanas dominaban los mundiales, pero volvieron a quedarse sin el oro olímpico
en Sydney 2000, donde Simona Amanar
solo pudo ser bronce al verse superada por las rusas, que consiguieron el
doblete siendo el oro para Elena
Zamolodchikova y la plata para Svetlana
Khorkina. Una vez más, una gimnasta española se quedó a un paso de subir al
cajón que hubiera sido justo por su ejercicio, puesto que Esther Moya acabó en cuarta posición con 9,700, a solo doce
milésimas de los 9,712 que le valieron la medalla a Amanar y acabando por delante de Andreea Raducan.
Tal
y como sucedió con Gogean tras su
fiasco en Atlanta, Andreea Raducan
se repuso de su batacazo en Sydney para hacerse con el oro mundial en Gante
2001, el último logrado por una rumana en un mundial hasta el momento. No hubo
españolas en esa final, pero lo mejor estaba por llegar…
…
y eso fue el oro de Elena Gómez en
los mundiales de Debrecen 2002, cuando con 9,487 se hacía con el oro por
delante de la holandesa Verona Van de
Leur, plata con 9,350, y de la estadounidense Samantha Sheehan, bronce con 9,325. Fuera de las medallas se
quedaron la rumana Oana Ban, la
subcampeona mundial brasileña Daniele
Hypolito o la uzbeka Oksana
Chusovitina entre otras.
Y
esta no fue la única medalla mundial de Elena
Gómez, puesto que en los siguientes mundiales, Anaheim 2003, Elena se volvía a subir al podio
logrando el bronce con una puntuación en la final de 9,675, por detrás de la
rumana Catalina Ponor, que fue plata
con 9,700 y de la brasileña Daiane Dos
Santos, oro con 9,737. Pero además, Elena
Gómez también fue medallista de plata en el europeo de Ámsterdam 2004
superada nuevamente por una de las grandes especialistas como Catalina Ponor.
Otro
de los grandes momentos para las gimnastas españolas en el Suelo ocurrió
durante los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, cuando Patricia Moreno se colgó el bronce olímpico con un gran ejercicio
puntuado con 9,487, solo superada por las dos rumanas y quedando por delante de
la china Fei Cheng (9,412) y de la
vigente campeona mundial Daiane Dos
Santos (9,375). El oro fue de manera holgada para Catalina Ponor con 9.750, siendo la plata para su compatriota Nicoleta Daniela Sofronie con 9,562.
Los
mundiales de Melbourne 2005 tuvieron como campeona a la estadounidense Alicia Sacramone, superando en la final
a su compatriota Nastia Liukin. En
Aarhus 2006 fue Fei Cheng quien se
proclamó campeona, mientras que en Stuttgart 2007 fue la estadounidense Shawn Johnson quien se hizo con el oro
por delante de su compatriota Sacramone (como
dato curioso de prensa rosa, Alicia
Sacramone se casó hace unos años con el quarterback de la
NFL Brady Quinn, aunque son más importantes las
diez medallas totales que consiguió en mundiales, la segunda estadounidense con
más medallas en Gimnasia artística femenina).
Rumania
volvió a lograr otro oro olímpico en Pekín 2008 de la mano de Sandra Izbasa, que se impuso con
solvencia a sus dos rivales estadounidenses: La vigente campeona mundial, Shawn Johnson, y la campeona en esos
mismos juegos del concurso completo, Nastia
Liukin.
En
los tres mundiales disputados entre los Juegos de Pekín y de Londres hubo tres
nuevas campeonas mundiales de diferentes países, lo que daba muestra de la
diversidad y calidad de las diferentes escuelas gimnásticas. De esta forma, en
Londres 2009 fue la británica Elizabeth
Tweddle la campeona, en Rótterdam 2010 el oro fue para la australiana Lauren Mitchell, y en Tokio 2011 la
presea dorada se la colgó la rusa Ksenia
Afanasyeva.
Había
llegado el momento para que una estadounidense se hiciese con el ansiado oro
olímpico, y en Londres 2012 Alexandra
Raisman, que había obtenido la mejor nota en la calificación, se impuso con
toda justicia en la final con una puntuación de 15,600 superando a Catalina Ponor, que fue plata con
15,200, siendo el bronce para la rusa Aliya
Mustafina con 14,900, la misma nota que la cuarta clasificada, la italiana Vanessa Ferrari.
Desde
2013 el dominio de la estadounidense Simone
Biles ha sido aplastante, adjudicándose los tres títulos mundiales de
manera consecutiva en Amberes 2013 (superando a Ferrari y a la rumana Larisa
Iordache), Nanning 2014 (por delante de Iordache y Mustafina) y
Glasgow 2015 (muy superior a Afanasyeva
y a la estadounidense Maggie Nichols).
Y
este dominio de Simone Biles se hizo
extensivo a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016, donde dominó con
autoridad la final realizando un ejercicio impresionante lleno de acrobacias y
dificultades que fue puntuado con 15,966 puntos, claramente por delante de Aly Raisman, que fue plata con 15,500,
mientras que el bronce fue para la británica Amy Tinkler con 14,933, que fue capaz de superar a complicadas
rivales como Vanessa Ferrari o la
campeona de Europa, la suiza Giulia
Steingruber, que cometió dos claros fallos en la final.
Los
últimos mundiales celebrados hasta la fecha se disputaron en Montreal en 2017
en una final que se vió marcada por las lesiones, puesto que la gimnasta que se
había clasificado con la mejor nota, la estadounidense Ragan Smith, no pudo participar al sufrir una lesión en el tobillo
antes de la final del concurso completo, y la italiana Vanessa Ferrari tuvo una caída durante su segunda diagonal
lesionándose el tendón de Aquiles, lo que le impidió terminar su rutina. Tras
todos estos incidentes finalmente fue Mai Murakami
quien se hizo con un oro histórico para Japón por ser el primero en la
especialidad. En el podio fue escoltada por la estadounidense Jade Carey que fue plata y por la
británica Claudia Fragapane que fue
bronce.
El
último gran evento disputado hasta la fecha fueron los Mundiales de Doha
(Qatar), que se celebraron entre el 25 de octubre y el 3 de noviembre de 2018, siendo
la estadounidense Simone Biles quien
se adjudicó el oro de manera apabullante, sacando un punto a su compatriota Morgan Hurd que fue plata, quedándose
con el bronce la defensora del título mundial, la japonesa Mai Murakami.
Y
hasta aquí el repaso histórico de este aparato, ya con la vista puesta en los
próximos mundiales de Stuttgart que se celebrarán entre el 4 y el 13 de octubre
de 2019 en la ciudad alemana.
Ignacio Ortiz
@00CAFETERO
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