jueves, 14 de abril de 2016

SENDERISMO: RUTA 8 - RIO BOROSA, SALTO DE LOS ORGANOS, LAGUNA DE VALDEAZORES






            Impresionante ruta la que realizamos Fran Maza y yo, con la gratísima incorporación de nuestra amiga Encarni López, por la Sierra de Cazorla, remontando el Río Borosa por la Cerrada de Elías, pasando junto a los Saltos de la Calavera y los Órganos entre otros, subiendo al Embalse de Aguas Negras atravesando los túneles, visitar el nacimiento del río y llegar hasta la Laguna de Valdeazores para luego volver por el mismo camino hasta nuestro punto de partida.












            Esta ruta, lineal de ida y vuelta, es una de las clásicas e imprescindibles del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Nuevamente nos volvió a acompañar la climatología, con un día sensacional que animó a mucha gente a realizar este recorrido.







            Días antes había caído una buena cantidad de agua, por lo que el cauce del río y las cascadas estaban en su máxima expresión. Lástima que la central eléctrica estuviese funcionando, lo que nos privó de ver otras dos cascadas que se forman cayendo de la gran pared junto a la que discurre el camino, las que se pueden ver en estas dos imágenes.



            Tras haber parado antes en Cazorla para un buen desayuno, comenzamos nuestro camino junto a la piscifactoría, y nos encaminamos bordeando el cauce del Río Borosa por la pista, con numerosas fuentes naturales originadas por las recientes lluvias y otras habituales como la Fuente de los Astilleros.










            Pasamos junto al Charco de la Cuna, y también por donde el Arroyo de las Truchas se une al río, siendo este uno de los puntos más vistosos y fotografiados de esta zona del Borosa.












            También resulta muy curioso de observar, desde el punto de vista geológico, los diferentes pliegues anticlinales y sinclinales que conforman las rocas a nuestro paso.





Y las imágenes de los rápidos del río a primera hora de la mañana son simplemente espectaculares…










            Según vas caminando, las imágenes que se muestran ante nuestros ojos son como continuas postales una tras otra, lo que provocaba que hiciésemos numerosas paradas fotográficas. Tras un rato ya intuía que la batería de mi cámara no me duraría hasta el final de la ruta, y mira que me lo iban avisando…






            Cruzamos el Puente de Los Caracolillos para pasar por primera vez sobre el río, volviendo más tarde al otro lado tras cruzar otro puente, y poco más adelante nos adentramos en el paraje de Vado Rosales.










            Llegado a este punto, nos desviamos hacia la derecha para adentrarnos en el cañón fluvial de la Cerrada de Elías, un sendero con zonas de galería y otras de pasarela sobre el río, el cual se cruza en diversas ocasiones de lado a lado por puentes. La imagen que ofrece el Borosa en esta zona es un deleite para los sentidos…















            Una vez salimos de esta preciosa zona, continuamos por la pista pasando junto a la Fuente de Huelga Nidillo y sobre el Puente de la Piedra, para hacer un kit-kat un poco más adelante en una amplia zona verde, con las vista de los grandes riscos al fondo del Picón del Haza y las paredes del Poyo Cerezo.













            Una vez recuperadas las fuerzas, seguimos nuestro recorrido hasta la Central Hidroeléctrica del Salto de los Órganos, punto a partir del cual se inicia una duro ascenso por una zona empedrada.








            Pero esta dura subida es imposible que se haga pesada, puesto que cada dos por tres nos encontramos con saltos de agua en el río como el de la Calavera entre otros, lo que hace que tengamos que parar obligatoriamente para gozar de su visión y del sonido del agua.










En verano, las pozas que se encuentran bajo estas cascadas son aprovechadas por la gente para darse un baño y mitigar el calor de esta zona, aunque ya os digo que el agua siempre está bastante fresquita…









            La subida es realmente bonita, con el río a un lado, una inmensa pared al otro en la que hay una pequeña cascada que proviene del Cinto de las Higueras, próximo a la base del Banderillas, aunque no las dos grandes… y desde abajo, a lo lejos, en mitad de la pared, podemos adivinar unos agujeros, que son las “ventanas” creadas en los túneles que atravesaremos posteriormente para darnos luz (un poquito insuficiente, como podremos comprobar después) a su paso.











            Y por fin llegamos hasta cascada más grande de nuestro recorrido, el Salto de los Órganos, con una altura de 70 metros y una bonita poza debajo, donde todo el mundo nos paramos para hacernos algunas fotos.








            Desde aquí comienza una fuerte subida hasta llegar a los túneles cuyas “ventanas” vislumbrábamos desde lejos con anterioridad.







Llegamos a estos túneles, por los que discurren los canales que llevan el agua a la central, equipados con nuestras linternas, pero nos encontramos que estaban tremendamente encharcados, lo que hizo que alguno que otro (osease, yo) se pusiese un pie chorreando…








Salimos del primer túnel, el más largo, y nos dirigimos hacia el segundo, más corto pero más encharcado todavía, y desde ahí nos encaminamos hacia el Embalse de Aguas Negras, al cual llegamos rápidamente, para desde ahí desviarnos a la izquierda con la idea de visitar el nacimiento del Borosa.











            El nacimiento del Río Borosa se sitúa en la base del gran acuífero subterráneo que conforma la altiplanicie de los Campos de Hernán Perea, lo que le aporta su alto caudal. Y hay que decir que cuando estuvimos nosotros, el agua brotaba con más fuerza de la habitual…











            Abandonamos el nacimiento para volver sobre nuestros pasos y, cruzando sobre el Embalse de Aguas Negras, encaminarnos por la pista hasta la Laguna de Valdeazores, junto a la cual aprovechamos para tomar un tentempié y devorar la riquísima tortilla de patatas que había preparado Encarni para la ocasión. Deliciosa…



















            Habíamos llegado hasta el punto más lejano en nuestro recorrido, por lo que había llegado el momento de volver sobre nuestros pasos y comenzar el camino de regreso.





            El camino de vuelta, con el cuerpo algo más descansado y con las fuerzas recuperadas, se hace bastante llevadero, teniendo que volver a pasar por los dos túneles y sus correspondientes charcos…







            Tenemos cuidado en la bajada, porque con tanta piedra suelta un mal paso nos puede hacer darnos un sustillo, pero sin percances llegamos nuevamente hasta el Salto de los Órganos, que con el sol en una posición diferente nos muestra mucho mejor su majestuosidad.





            Nos volvemos a parar en cada salto de agua para volver a contemplarlos, pero con una luz completamente diferente a la que tenían cuando los vimos en la subida.





            Terminamos la bajada dura cuando llegamos a la central, pudiendo recrearnos a partir de aquí con el sonido del agua, de los pájaros, con la verde flora… momento en el que la batería de mi cámara de fotos dijo “hasta aquí he llegado”, tras más de 350 fotos…






            Volvemos a pasar por la Cerrada de Elías, a disfrutar de este paraje sin igual, del encanto de sus vistas, del olor de las plantas, del rumor del río…






            Salimos de la cerrada y retomamos la pista para caminar los últimos tres kilómetros de nuestra ruta, con algo de pena porque ya se estaba terminando pero con la satisfacción y el increíble recuerdo de haber realizado esta ruta en su mejor momento, justo después de las lluvias de primavera.






            Esta es la ruta más larga que he realizado hasta el momento, puesto que el recorrido constó de 26,410 kms, con un desnivel positivo de 725,67 metros, una pendiente máxima del 24%, una cota mínima de 679 metros y una altura máxima de 1.311 metros.





            Y como colofón, tras una ruta maratoniana nada mejor que compartir unas cervezas con la magnífica compañía de mis compañeros de ruta en La Broché.
¡¡¡¡¡ HASTA LA PRÓXIMA !!!!!




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Ignacio Ortiz

@00CAFETERO

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