miércoles, 2 de diciembre de 2015

SENDERISMO: RUTA 5 - LAS ALDEAS PERDIDAS. LOS CENTENARES, LOS MIRAVETES, HOYA DE LA ALBARDIA Y NACIMIENTO DEL SEGURA








            Esta pasado sábado 28-11-2015 mi amigo Fran Maza y yo realizamos la quinta y última ruta de este periplo otoñal. Y para terminar decidimos dar un paseo por los senderos del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas y retrotraernos en el tiempo para conocer algunas de esas aldeas que se quedaron perdidas en la historia…






            Visitamos dos de estas aldeas, Los Centenares y Los Miravetes, y pudimos ver desde las alturas otra más, Hoya de la Albardía. Estas no fueron las únicas aldeas que, mediante expropiación con la excusa de la creación del Coto Nacional de Caza de Cazorla-Segura, fueron desalojadas a la fuerza en tiempos de la dictadura, allá por 1.960, como fueron también los casos de Las Canalejas, Espumaderas de Arriba y Abajo, Los Archites o Los Goldines. Algunas de ellas fueron dinamitadas para impedir que se volviesen a habitar.




            Fue una ruta muy especial, y más aún para mi amigo Fran, que tenía una deuda pendiente con estos senderos.





            Ya en el camino hacia Pontones y Fuente Segura, lugar de inicio de nuestra ruta, pudimos disfrutar de vistas tan llamativas como la niebla dispersa sobre las montañas y el Mar de Nubes sobre el Pantano del Tranco visto desde Hornos.









            Nuestro punto de inicio fue el Nacimiento del Río Segura (bastante seco, por cierto), con un cielo despejado pero una temperatura de -1ºC, un fresquito que rápidamente se nos pasó cuando empezamos a caminar por la pista de Los Miradores para subir al Mirador de Juan León.









            Las vistas que teníamos por la pista eran muy variadas, pasando por zonas de pinares muy verdes así como por zonas más áridas, dado que nos encontrábamos en las proximidades de los Campos de Hernán Perea, e incluso con la imagen del Yelmo a nuestra espalda.














            A nuestro paso veíamos como los animales nos vigilaban en la distancia, desde los buitres a las cabras, pasando por un venado, una ardilla curiosa o un rebaño de ovejas…






            Llegamos a un punto en el que cogemos el desvío hacia el Pinar del Risco, y un poco más adelante nos encontramos con la Tiná del Estrenina, lo que nos recuerda también otro pedazo de historia que lleva implícito esta ruta…






            Como detalle histórico, en el siglo XVIII, debido a la exhuberancia de sus bosques, esta zona se convirtió en fuente de materia prima para la construcción de edificios y, principalmente, de barcos. Esto hizo que se constituyese una peculiar entidad denominada “Provincia Marítima de Segura de la Sierra”. Viendo como son los troncos de los árboles de esta zona, no me extraña que los mástiles de los grandes navíos españoles procediesen de aquí…


            El fresquito que hacía era patente, y se mostraba especialmente en las zonas de sombra, donde la rociada de la noche aguantaba, y hasta resultaba curioso ver el camino mitad seco, mitad con hielo. Esa noche había caído una buena “pelúa”…






            Tras 5,6 kms de trayecto llegamos al Mirador de Juan León, también conocido por otros como el “Voceador de Juan León” (ya os podéis imaginar por qué…), desde donde pudimos disfrutar de unas impresionantes vistas y vislumbrar en la lejanía esas aldeas abandonadas que íbamos a visitar.












            También observamos, con Las Villas al fondo, otros lugares tan significativos como el Puntal de las Cabras, Peña Corva, Peñamujo, el Collado de los Frailes, el Barranco del Lobo, el Castellón de los Toros…








            Continuamos nuestro camino cresteando un poco por los miradores para darle la vuelta al impresionante cortado que teníamos ante nosotros, pudiendo disfrutar de la imponente presencia de Las Banderillas al frente.






















            Tras un fuerte descenso por una pendiente empedrada, alcanzamos la Hoya del Ortigal y cogemos el Sendero de las Espumaderas, el cual nos llevaría primeramente a pasar sobre la aldea de Hoya de la Albardía con sus álamos alrededor, que solo vimos desde la distancia. 
















            Seguimos por este mismo sendero hacia el Collado de los Frailes, lleno nuevamente de contrastes, con zonas más áridas y rocosas, y otras de mayor vegetación, pero siempre con unas vistas realmente bonitas.















            Según nos acercábamos a Los Centenares, la imagen de la muralla caliza de Las Umbrías de Parra bajo Los Miradores, sobre los que habíamos estado un rato antes, por encima del Barranco del Lobo y el Valle de Los Centenares, nos sobrecogía y deleitaba al mismo tiempo por su belleza.












            Por fin llegamos a Los Centenares, un reto conseguido y una parte de historia al alcance de nuestra vista. Andar por sus estrechas calles y sus casas en ruinas nos produjo una sensación de pena y tristeza. La vida en una aldea de este tipo debía ser dura, pero al mismo tiempo algo extraordinario.



















            Levantarte por la mañana, abrir las ventanas y respirar el aire puro y limpio de esta zona, así como poder admirar el increíble paisaje que rodea el pueblo debía de ser una experiencia realmente gratificante.      









            Junto a la única casa no expropiada de la aldea, nos encontramos otra que está acondicionada como refugio con chimenea para que la gente pueda hacer vivac con algo más de comodidad. Aquí aprovechamos para parar un rato y tomarnos un piscolabis.







            Dejamos atrás Los Centenares para encaminarnos por otro sendero muy bonito hacia Los Miravetes, con la imagen de la ladera bajo la Hoya del Poyo Serbal al fondo, una gran subida que nos esperaba para la parte final del recorrido, con la “Cabeza de Tortuga” como espectadora de excepción.







            En el camino atravesamos el Arroyo de Los Centenares, y desde ahí comenzamos la subida que primeramente nos llevaría hasta Los Miravetes y posteriormente a la Hoya del Poyo Serbal.








            Llegamos a Los Miravetes, una aldea más pequeña que la de Los Centenares, en la cual también hay una casa habitable para vivac o refugio, con diversos utensilios antiguos para uso de los visitantes.














            La subida hacia la Hoya del Poyo Serbal se me atragantó un poco, se me hizo dura y me costó bastante trabajo, lo cual no quita que las vistas según subíamos no fuesen maravillosas, con el Pantano del Tranco al fondo, aunque no veía el momento de ver la “Cabeza de Tortuga” desde cerca, ¡¡¡¡¡pero conseguí llegar a lo alto!!!!!.












            Una vez llegamos arriba, iniciamos la última parte del recorrido, campo a través, por la Cañada del Arroyo de la Fuente de la Puerca hasta llegar a nuestro punto de inicio, ya con las últimas luces del día.






            Pues para ser la última de este ciclo de rutas, los datos no están nada mal: El recorrido constó de 20,623 kms, con un desnivel positivo de 921,41 metros, una pendiente máxima del 36%, una cota mínima de 1.204 metros y una altura máxima de 1.773. Uffffff.





            Y que mejor manera para celebrar el éxito de estas cinco rutas de senderismo, que ir a nuestro bar predilecto, El Bosques, a tomarnos unas ricas jarras de cerveza bien fresquitas, con sus apetitosas tapas, y ser atendidos por nuestra camarera favorita, con la cual nos hicimos esta foto.
¡¡¡¡¡ HASTA LA PRÓXIMA, SEA CUANDO SEA !!!!!


            Otras rutas realizadas:




Ignacio Ortiz
@00CAFETERO