jueves, 3 de octubre de 2019

GIMNASIA ARTÍSTICA FEMENINA: EL SALTO



            El último de los cuatro aparatos o disciplinas en las que se compite en la Gimnasia Artística femenina sobre el que me queda hacer un repaso histórico, tras haberlo hecho con anterioridad sobre las Paralelas Asimétricas (https://espiritucafetero.blogspot.com/2014/11/gimnasia-artistica-las-paralelas.html), la Barra de Equilibrio (https://espiritucafetero.blogspot.com/2016/04/gimnasia-artistica-la-barra-de.html) donde conté con la colaboración especial de la diploma olímpico en Barcelona’92 Alicia Fernández, y el Suelo (https://espiritucafetero.blogspot.com/2019/05/gimnasia-artistica-femenina-el-suelo.html), es el SALTO (Vault en inglés), también conocido como Salto de Caballo o Salto de Potro.




            Es uno de los dos aparatos comunes con los hombres junto al Suelo, aunque durante los años ha tenido algunos matices diferentes, como la colocación del potro de salto, puesto que en las mujeres se colocaba de manera perpendicular a la carrera mientras que en los hombres la posición era paralela a la carrera del gimnasta. Así fue desde sus orígenes hasta los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, última ocasión en la que se utilizaron los potros convencionales debido a las graves lesiones sufridas por algunos gimnastas en años anteriores. En los Mundiales de Gante 2001 se utilizó por primera vez una nueva forma de potro unificada para ambos sexos, una tabla de salto con una superficie acolchada y una forma característica que ha hecho que sea bautizada por mucha gente como “La Lengua”.






            En categoría femenina el área de carrera utilizada para tomar impulso para el Salto es de 25 metros de larga por 1 metro de ancha. Por delante de la tabla se sitúa un pequeño trampolín que sirve para dar impulso y elevación antes de colocar las manos en la tabla de Salto. Las gimnastas realizan dos Saltos en la final por aparatos, existiendo 5 categorías o grupos de Saltos entre los que las gimnastas pueden elegir, seleccionando dos que tengan diferente empuje o rechace en la tabla de Salto.






            Una vez hemos conocido un poco las particularidades del aparato de Salto, comenzamos el repaso histórico con la primera campeona mundial en una final por aparatos, que fue la polaca Helena Rakoczy en los 12º Campeonatos Mundiales Celebrados en Basilea, aunque en los anteriores mundiales de Praga 1938 la checoslovaca Vlasta Dekanova fue la primera en sentar cátedra en este aparato.




            Pero antes de introducirnos más con las grandes campeonas mundiales y olímpicas, nada mejor para conocer un poco mejor la Gimnasia Artística femenina y el Salto que contar con las palabras de Paloma Moro, componente del equipo nacional entre 1996 y 2000, y que defendió los colores de España en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, donde fue diploma olímpico por equipos.

GIMNASIA ARTÍSTICA – SALTO DE POTRO por Paloma Moro


         “ Gimnasia Artística. Si buscas en Google la definición literalmente pone: “Deporte en el que se practican, con fines competitivos, una serie de ejercicios gimnásticos sobre diversos aparatos; para los hombres son: Barras Paralelas, Barra Fija, Anillas, Potro de Saltos, Potro con Arcos y Salto; para las mujeres: Barras Asimétricas, Barra de Equilibrios, Caballo de Saltos y Suelo”. Si le preguntas a algunas de las que tuvimos la suerte de hacer de nuestra pasión nuestra vida te diremos: Horas de entrenamiento, entusiasmo, esfuerzo, risas, dureza, momentos inolvidables, disciplina, anécdotas, lesiones, motivación … pero, en definitiva, la vida y la familia que escogimos.



         Aún recuerdo la primera vez que pisé la sala de entrenamiento que, años más tarde, se convertiría en la casa de la mayoría de nosotras; intenté impresionar al “Jefe”, a día de hoy me doy cuenta de que él nunca ha dejado de impresionarme a mí, de enseñarme, de darme lecciones de vida válidas dentro y fuera de las cuatro paredes del gimnasio.




         Como pasa con las grandes cosas cuando las vives desde dentro, estrechas lazos con algunas a cambio de que otras pasen sin pena ni gloria. En mi caso, esas que pasaron sin pena ni gloria podrían decirse que fueron las horas de Ballet y las Paralelas, pero, sin embargo, aquellas con las que estreché lazos, y a día de hoy siguen ocupando un espacio más amplio de mi memoria son el Suelo y el Salto.



         Centrándonos en este último, es un aparato que como todo en el tiempo ha tenido una gran evolución, un gran cambio. En mi época de gimnasta el Potro de 120 cm de alto tenía una forma más rectangular y medía 160 cms de largo por 35 cms de ancho, lo que hacía que poner las manos en ocasiones se convirtiese en una absoluta aventura ya que en femenina saltábamos con el Potro colocado para poner las manos en el espacio más estrecho (en masculina se colocaba a lo largo, lo que hacía también mucho más complicada la ejecución de los Saltos en esta categoría).



         Estaba anclado al suelo por unas grandes cadenas que todas en alguna ocasión tuvimos la mala suerte de probar aterrizando de alguna manera más o menos desafortunada contra ellas, caídas y momentos que, aunque en su día dolían en lo físico y en el orgullo, a día de hoy son protagonistas de grandes carcajadas cuando los recordamos.


         Si hablamos del Salto de Potro no podemos olvidar la carrera previa de 25 metros que tenemos por delante antes de realizar el Salto propiamente dicho. Carrera que por fácil que parezca podía llegar a amargarte la existencia cuando de repente, el universo quería jugártela y que nunca te coincidiese el pie con el que deberías saltar en el punto adecuado de la carrera… eso sí, antes habías hecho 2000, pero de repente… las imperturbables marcas, los pasos o alguna causa que aún desconocemos hacía de tu entrenamiento de Salto un verdadero quebradero de cabeza.


         En el Potro actual, que se comenzó a usar en los JJOO en Atenas 2004, cuyas medidas son de 95 cms de ancho por 120 de largo, ya no hay variación del aparato para masculina y femenina y su estructura hace menos peligrosa la ejecución de los saltos.


         Uno de los elementos a tener en cuenta si queremos hablar de lesiones en este aparato es el Trampolín, ya que en los saltos en los que entramos en rondada, poniendo las manos delante del Trampolín para así poder entrar de espaldas al Potro a ejecutar el salto, ponemos los pies en la parte superior del Trampolín apurando al máximo el límite, corrección que nuestros entrenadores no se cansan en corregirnos por el peligro de lesión que conlleva salirnos por el lateral o el extremo superior.


         En mi caso, el Salto era uno de mis dos aparatos favoritos, y es uno de los que tuve la grandísima suerte de poder realizar en los JJOO de Sydney en los que participé junto con el equipo.”




Paloma Moro
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            Tras estas palabras de Paloma, continuamos el paseo por la historia con la primera campeona olímpica, en los Juegos de Helsinki 1952, que fue la soviética Ekaterina Kalinchuk, una gimnasta que no era de las más destacadas dentro del equipo soviético puesto que ni siquiera puntuó para la competición por equipos, no así como su sucesora en el oro olímpico en Melbourne’56, su compatriota Larisa Latynina, una de las grandes de la historia, que también fue campeona mundial dos años después. El poderío ruso continuó con el oro de Roma’60 para Margarita Nikolaeva.



  
            Entre los Mundiales de Praga 1962 y los Juegos Olímpicos de México 1968 la gran dominadora en las pruebas de Salto fue toda una leyenda como la checoslovaca Vera Caslavska, doble campeona mundial y olímpica durante esos años.






            Tras el dominio imponente de la checoslovaca, fueron dos alemanas democráticas las que la sucedieron en el palmarés mundial y olímpico, siendo primeramente Erika Zuchold en los mundiales de Ljubljana’70 y luego Karin Buttner-Janz en Munich’72 quienes se colgaron sus respectivos oros en Salto.

 

            Las gimnastas soviéticas no estaban dispuestas a dejar pasar la “afrenta” de tanto tiempo sin un oro y durante los siguientes años se empeñaron en demostrar que eran las mejores. En primer lugar, recuperaron la supremacía mundial con el oro de Olga Korbut en Varna’74 y después fue Nellie Kim quien se hizo con el triunfo en los Juegos Olímpicos de Montreal’76 y los mundiales de Estrasburgo’78 de manera consecutiva. Por último, en sus Juegos de Moscú’80 el oro en Salto fue para Natalia Shaposhnikova.






            Antes de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, momento que tomo siempre como referencia para iniciar con mis recuerdos personales de los eventos deportivos que he visto a lo largo de los años, hubo tres campeonas mundiales diferentes: La rumana Dumitrita Turner, la alemana democrática Maxi Gnauck y la búlgara Boriana Stoyanova.


            En los citados Juegos Olímpicos de 1984 y con el boicot de la mayor parte de los países del Este de Europa, el oro fue una gimnasta de los del Pacto de Varsovia que no hizo dicho boicot, la rumana Ecaterina Szabo, quien superó a la local Mary Lou Retton y a su compatriota Lavinia Agache.





            Nuevamente la Unión Soviética volvía a la palestra para coronarse como las reinas de la especialidad de Salto durante los años posteriores, con dos títulos mundiales consecutivos (Montreal’85 y Rotterdam’87) para la tristemente fallecida hace poco tiempo a los 49 años Yelena Shushunova, el oro olímpico de mi admirada Svetlana Boginskaya en Seul’88 (secundada en el podio por las rumanas Gabriela Potorac plata y Daniela Silivas bronce) y otro oro mundial en Stuttgart’89 para Olesya Dudnik.





            Posiblemente la mejor especialista española en el Salto, desde mi punto de vista (y de alguna que otra gimnasta que conozco), ha sido Eva Rueda, quien en esta época cosechó muchos éxitos aunque no llegó a lograr medallas en olimpiadas o mundiales, pero si se llevó el oro en los Juegos del Mediterráneo de Atenas 1991, una plata en la final de la Copa del Mundo de Bruselas 1990, otra plata en la final de la Copa de Europa de Bruselas 1991 y un bronce en los Campeonatos de Europa de Atenas 1990.





            Aunque no obtuvo medalla olímpica si disputó una final de Salto, como veremos más adelante.





            Volviendo a la cronología, en los mundiales de Indianápolis 1991 Rumanía volvió a llevarse el oro gracias a Lavinia Milosovici, y en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 el oro se lo llevaba la húngara Henrietta Onodi compartido con la campeona mundial Milosovici, ambas con 9,925, siendo el bronce para la gimnasta del equipo unificado Tatiana Lysenko (9,912). Fue una final muy competida y de altísimo nivel, quedando cuarta Boginskaya, quinta Gina Gogean, sexta Shannon Miller y séptima nuestra Eva Rueda con 9,787, superando a Kim Zmeskal.





            En los Mundiales de Paris 1992 solo se disputaron los títulos por aparatos, y el oro en salto fue para Henrietta Onodi, mientras que en Birmingham 1993 quien se llevó el gato al agua fue la bielorrusa Elena Piskun por delante de Milosovici y la uzbeka Oksana Chusovitina, toda una clásica en este aparato.


            En los años siguientes se vivió un mano a mano entre dos rumanas, un duelo fraticida entre Gina Gogean y Simona Amanar. Estas dos grandísimas gimnastas se repartieron todos los oros olímpicos y mundiales entre 1994 y 1997, con dos oros mundiales para Gogean (Brisbane’94 y San Juan’96, donde las españolas Elisabeth Valle y Joana Juárez fueron cuarta y sexta respectivamente) y otros dos para Amanar (Sabae’95 y Lausana’97). Entre medias se disputaron los Juegos Olímpicos de Atlanta, siendo el oro para Amanar y el bronce para Gogean, intercalándose entre las dos grandes especialistas la china Mo Huilan.








            Precisamente en estos Juegos Olímpicos aconteció uno de los sucesos más relevantes en la historia del Salto, aunque se produjo durante la competición por equipos, y fue protagonizado por la estadounidense Kerry Strug.

  
            La hazaña de Kerry Strug sobreponiéndose al sufrimiento extremo durante la final por equipos de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 forma ya parte de la leyenda y la épica olímpica.



            El conjunto de Estados Unidos, las “7 Magníficas”, estaban luchando a cara de perro contra Rusia por el oro en el concurso general por equipos. Ambos países estaban muy igualados y todo se iba a decidir en la última rotación, con Estados Unidos por delante en la puntuación general y con el Salto como último aparato. Dominique Moceanu tuvo la oportunidad de asegurar el oro pero cayó “de culo”, por lo que todo quedaba en manos de la última gimnasta en saltar, Kerry Strug.





            Realizó su primer salto, y ante la expectación del público le ocurrió lo mismo que a Moceanu, cayendo de la misma manera, pero con la desgracia de lesionarse en el tobillo izquierdo… Y aquí se produjo el hecho que pasó a la historia, cuando Strug, animada por todo el público estadounidense y arengada por el entrenador Bela Karolyi se sobrepuso al dolor y realizó un segundo salto sensacional, cayendo firmemente con el pie derecho, pero rápidamente cojeando con el izquierdo y cayendo de rodillas en la misma colchoneta debido al insoportable dolor que sufría… pero ya había realizado la hazaña y la puntuación de su salto fue suficiente para darle el oro a su país.








 
            En una de las imágenes más entrañables y emocionantes de la historia del olimpismo, Kerry Strug fue llevada en los brazos de Bela Karolyi hacia el podio para recibir junto a su equipo la muy merecida medalla de oro.






            De vuelta nuevamente en la cronología, quien rompió la supremacía del tándem Gogean-Amanar fue la rusa Elena Zamolodchikova, que en los mundiales de Tianjin’99 superó a Amanar, que fue plata, mientras que la española Laura Martínez acabó en octava posición de la final.

 
  
            Muy cerca de las medallas se quedaron dos gimnastas españolas en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Elena Moya llamó con fuerza a las puertas de la gloria olímpica cuando su primer Salto en la final fue el mejor puntuado con 9,762 (el mejor salto de toda la final), pero pinchó en el segundo donde solo logró 9,475 puntos para una media de 9,618, finalizando en cuarta posición. También se quedó cerca Laura Martínez, que acabó quinta con 9,612 de media, a solo seis milésimas de Moya. El oro fue para la campeona mundial Elena Zamolodchikova, que con 9,731 superaba a la rumana Andreea Raducan (9.693) que fue plata mientras que el bronce fue para la rusa Yekaterina Lobaznyuk con 9,674. Sexta en esta final fue Amanar.



  
            Una compatriota se interpuso en la racha imparable de Zamolodchikova, y esa fue Svetlana Khorkina, que se hizo con el mundial de Gante 2001, pero su reinado le duró solo un año puesto que en Debrecen 2002 Zamolodchikova recuperaba su corona mundial, para acabar perdiéndolo el año siguiente a manos de Oksana Chusovitina, que se llevó el oro que llevaba tantos años buscando relegando a la rusa a la medalla de plata compartida con la norcoreana Kang Yun Mi.



            Quizá una de las mayores sorpresas que se habían producido hasta ese momento en las grandes competiciones de Salto fue el oro olímpico en Atenas 2004 de la rumana Monica Rosu, porque aunque se había proclamado campeona de Europa unos meses antes, no era ni mucho menos la favorita, pero sin embargo superó con bastante solvencia a todas sus rivales, totalizando una media de 9,656 en sus dos saltos, muy por delante de los 9,481 que le dio la plata a la estadounidense Annia Hatch y los 9,475 de la rusa Anna Pavlova, lo que dejaba fuera del cajón a Elena Zamolodchikova, que quedó cuarta con 9,412.



  
            Las gimnastas chinas estaban preparando a conciencia sus Juegos Olímpicos, y una de las que más en serio se tomó eso fue Cheng Fei, que de manera consecutiva se hizo con los tres oros mundiales previos a la cita de Pekín, los de Melbourne’05, Aarhus’06 y Stuttgart’07.

 



            Había llegado el momento que Cheng Fei llevaba años soñando, la cita olímpica en su propia casa, Pekín 2008 donde partía con la vitola de gran favorita, y más aún tras convertirse en la heroína nacional en la competición por equipos.




            Fue la mejor en la calificación, y en la final obtuvo la mejor puntuación con el primero de sus saltos, pero en el segundo falló cayendo de rodillas y se quedó sin el oro, que fue a parar a la norcoreana Hong Un Jong, que había sido cuarta en los últimos mundiales. Y no solo perdió el oro, sino que también se vio superada por Chusovitina, que defendiendo la bandera alemana se hizo con la medalla de plata, relegando a Cheng Fei al tercer puesto y la medalla de bronce.






            Un nuevo orden llegaba al Salto femenina impuesto por las gimnastas estadounidenses, logrando un total de cuatro títulos mundiales consecutivos. Esta racha fue iniciada por Kayla Williams en Londres’09 y continuada en Rótterdam’10 por Alicia Sacramone. La única que hizo doblete, y de forma consecutiva, fue McKayla Maroney quien se impuso en Tokio 2011 y Amberes 2013.









            Esta supremacía estadounidense tuvo un fuerte revés en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 cuando el favoritismo de KcKayla Maroney, que había realizado un gran primer salto, se vio truncado por la caída en su segundo, lo que la relegaba a la medalla de plata por detrás de la rumana Sandra Izbasa, que devolvía a Rumanía viejos laureles ya casi olvidados en el tiempo, siendo el bronce para una prometedora rusa llamada Maria Paseka.






            Una lesión en la rodilla dejó a Maroney sin la posibilidad de conseguir una tercera corona mundial consecutiva, lo que fue aprovechado por la campeona olímpica de Pekín, la norcoreana Hong Un Jong, para hacerse con el oro mundial en Nanning 2014.



            Maria Paseka venía apuntando muy fuerte y se acabó consagrando a nivel mundial en Glasgow’15 con su primer oro mundial, algo que repetiría dos años después en Montreal’17. Desgraciadamente, una operación de espalda la dejará sin la posibilidad de defender su cetro mundial dentro de unos días en Doha, mostrando un gran paralelismo con lo que le sucedió a McKayla Maroney unos años antes.







            Y tal y como le pasó a Maroney, otra muestras más del curioso paralelismo que relaciona los logros de estas dos gimnastas, entre los dos títulos mundiales de Paseka se disputaron unos Juegos Olímpicos, en este caso los de Rio de Janeiro 2016, donde la estadounidense Simone Biles se pudo resarcir de las dos platas y el bronce que había cosechado en los tres últimos mundiales para llevarse un oro muy merecido de manera casi aplastante, puesto que fue la mejor en la calificación y en la final totalizó una media de 15,966 (fue la única gimnasta en superar los 16,000 durante toda la competición, lo que hizo en tres de los cuatro saltos juntando calificación y final), muy por delante de Maria Paseka que fue plata con 15,253 y la suiza Giulia Steingruber, bronce con 15,216.




  
            El último gran evento disputado hasta la fecha ha sido el mundial de Doha 2018, donde Simone Biles se hizo con su primer oro mundial en Salto con la que seguro no ha sido su mejor desempeño pero que fue lo suficiente para sacarle más de ocho décimas a la canadiense Shallon Olsen que fue plata y a la mexicana Alexa Moreno que fue bronce.







            En unos días tendremos la posibilidad de ver si Simone Biles será capaz de revalidar su entorchado mundial en Stuttgart, en unos campeonatos mundiales que seguro que depararán grandes emociones y donde esperamos que las gimnastas españolas tengan una gran actuación.




            Para terminar con este repaso a la historia del Salto lo haré realizando una mención especial a una de las más grandes de la especialidad, Oksana Chusovitina, que en Rio’16, con 41 años de edad, disputaba sus séptimos Juegos Olímpicos, una hazaña incomparable, participando en la final de Salto tras haber sido 5ª en la calificación (14,999) y acabando en 7ª posición con un total de 14,833 puntos. Todo un ejemplo de constancia y superación, algo muy propio de la Gimnasia Artística Femenina.






  
Por último, no quiero cerrar este texto sin dar un agradecimiento muy especial a Paloma Moro por su amabilidad y por aportarnos sus propias vivencias para ayudarnos a conocer un poco mejor el mundo de la Gimnasia Artística femenina.
¡¡¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!!!


Ignacio Ortiz
@00CAFETERO