jueves, 29 de septiembre de 2016

ATLETISMO: LANZAMIENTO DE JABALINA (PARTE 2)


            Tras conocer un poco los orígenes del Lanzamiento de Jabalina y sus primeros grandes campeones ( http://espiritucafetero.blogspot.com.es/2016/02/atletismo-lanzamiento-de-jabalina-parte.html ), retomamos la cronología con un nuevo record mundial de Jan Zelezny conseguido el 6 de abril de 1993 en Pietersburg, Sudáfrica, con un lanzamiento de 95,54, superando en más de cuatro metros la plusmarca que ostentaba Backley.


En los Campeonatos Mundiales de Stuttgart 1993, Jan Zelezny se hizo con su primer oro mundial batiendo en su quinto lanzamiento al vigente campeón Kinnunen, siendo tercero el británico Mick Hill. En la prueba femenina fue la noruega Trine Hattestad quien se alzó con el oro con gran superioridad, con más de tres metros de ventaja sobre la alemana Karen Forkel.




Zelezny era el claro dominador de la especialidad en estos años, y unos días después del mundial volvió a batir el record mundial en Sheffield con una marca de 95,66 metros. Y refrendó ese dominio en los mundiales de Goteborg'95 con un nuevo oro mundial merced a los 89,58 metros a los que lanzó su Jabalina, superando en más de tres metros a Backley y al alemán Boris Henry, plata y bronce respectivamente.




La bielorrusa Natalya Shikolenko, que había sido bronce en Stuttgart, refrendó sus buenas prestaciones durante esa temporada, y aprovechando también la ausencia de la campeona Hattestad se adjudicó el oro con 67,56 metros, por delante de la rumana Felicia Tilea y la finlandesa Mikaela Ingberg.


El 25 de mayo de 1996, en la ciudad alemana de Jena, Jan Zelezny conseguía superar su propia plusmarca mundial con un tremendo lanzamiento de 98,48 metros, una marca que continúa vigente en la actualidad.



La siguiente cita olímpica, Atlanta 1996, vio coronarse por segunda ocasión a Zelezny, que con 88,16 superó en una apretada final a Steve Backley, plata y Seppo Raty, bronce. La finlandesa Heli Rantanen se fue hasta los 67,94 metros en su primer lanzamiento para colgarse el oro por delante de la australiana Louise McPaul y Trine Hattestad.





Una de las grandes sorpresas en la historia de los mundiales sucedió en Atenas’97, cuando Zelezny no pudo pasar el corte en la final tras dos nulos y un tercer lanzamiento de 82,04, circunstancia que fue aprovechada por el sudafricano Marius Corbett para coronarse como campeón mundial con 88,40 metros, relegando a Backley a la plata, siendo el bronce para el griego Kostas Gatsioudis.



Solo catorce centímetros le dieron el oro a Trine Hattestad (68,78 metros) por delante de la australiana Joanna Stone, que hizo tres lanzamientos superiores a los 68 metros pero no pudo alcanzar el oro, siendo el bronce para la alemana Tanja Damaske.



Tras pasar casi todo el año 1998 en el dique seco debido a una grave lesión en su brazo de lanzamiento, Zelezny volvió con fuerza para lograr un más que meritorio bronce en los mundiales de Sevilla’99, donde el oro fue a parar al finlandés Aki Parviainen con 89,52 y la plata a Gatsioudis, a solo 34 centímetros.




En categoría femenina se produjo un cambio en el modelo de la Jabalina, introducido el 1 de abril de ese año 99, cambiando las plusmarcas mundiales. A la prueba mundialista se llegó con el nuevo record en poder de Trine Hattestad con 68,19. En Sevilla el oro fue para la griega de origen albanés Mirela Manjani con 67,09, superando a la rusa Tatyana Shikolenko (hermana de la campeona en Goteborg Natalya) y Trine Hattestad.




            Sydney 2000 suponía un nuevo reto en la carrera Zelezny, y lo superó con creces al coronarse por tercera vez consecutiva como campeón olímpico en una apasionante final. El checo se fue hasta los 90,17 en su tercer lanzamiento, record olímpico, superando los 89,85 que había conseguido Steve Backley en su segundo lanzamiento. El bronce fue para el ruso Sergey Makarov con 88,67, en una prueba en la que los siete primeros clasificados (4º Raymond Hetch, 5º Parviainen, 6º Gatsioudis y 7º Henry) llevaron su Jabalina por encima de los 85 metros y medio.





            Trine Hattestad, que había batido el record mundial en dos ocasiones antes de los Juegos, dejando la plusmarca en 69,48 metros, se confirmó como la mejor lanzadora del momento al adjudicarse el oro en Sydney con 68,91 metros, por delante de Mirela Manjani. El bronce fue para Osleidys Menéndez, que lideró a una nueva hornada de lanzadoras cubanas, quedando tres de ellas entre las seis primeras clasificadas.




  
            En los mundiales de Edmonton’01, en una prueba nuevamente de altísimo nivel, Zelezny se hizo con su tercer oro mundial merced a un impresionante lanzamiento de 92,80 (record de los campeonatos aún vigente), superando el también tremendo de Parviainen de 91,31 y el no mucho menos increíble de Gatsioudis de 89,95 que les valieron las otras medallas.




            Esta fue la última gran medalla de Jan Zelezny (aunque todavía lograría un bronce europeo en 2006, unos días antes de su retirada), el mejor lanzador de Jabalina de la historia, el único hombre que superó los 94 metros con la nueva Jabalina, algo que hizo en cinco ocasiones. Incluso, en una prueba disputada en Stellenbosch (Sudáfrica) en 1997, realizó hasta cinco lanzamientos que superaron los 90 metros, una auténtica barbaridad…







            Tras este merecido homenaje a Zelezny, toca recordar que la campeona en Edmonton fue Osleidys Menéndez (quien se había reivindicado unas fechas antes batiendo el record mundial con 71,54 metros) con una clara superioridad gracias a su tercer lanzamiento de 69,53, dejando a más de tres metros a Manjani que fue plata y a su compatriota Sonia Bisset que fue bronce.



            La era del cambio en la Jabalina masculina llegaba en los mundiales de Paris 2003, donde Sergey Makarov se coronaba como campeón con 85,44, superando en 27 centímetros al estonio Andrus Varnik y en 70 centímetros a Boris Henry, quedando Zelezny en cuarta posición.


  
            Y en París llegó un nuevo oro para Mirela Manjani, que con un lanzamiento de 66,52 superaba en más de tres metros a la rusa Tatyana Shikolenko, siendo el bronce para la alemana Steffi Nerius. La recordwoman mundial Menéndez solo pudo ser quinta.




            Y para terminar esta segunda parte, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fue el noruego Andreas Thorkildsen quien con un lanzamiento de 86,50 en su segunda tentativa se hizo con el oro, siendo la plata para el letón Vadims Vasilevskis y el bronce para Makarov. Zelezny volvió a no pasar a la mejora y terminó noveno.




            Osleidys Menéndez logró resarcirse de su pinchazo en París adjudicándose el oro en Atenas con un magnífico lanzamiento de 71,53, quedándose a sólo un centímetro de su record mundial. La plata, a casi seis metros, fue para Steffi Nerius y el bronce para Mirela Manjani.



            Hasta aquí esta segunda parte, y emplazaros para una tercera en la que conoceremos a los mejores lanzadores de los últimos años.





Ignacio Ortiz
@00CAFETERO

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