lunes, 18 de febrero de 2013

100 METROS LISOS: LOS REYES DE LA VELOCIDAD


            Desde el primer gran evento de Atletismo que vi, los Mundiales de Helsinki 1983, son muchas las pruebas de este apasionante deporte que me gustan, pero sin duda son los 100 metros lisos los que tienen un sabor especial. En aquellos primeros Campeonatos Mundiales los oros fueron para el “Hijo del Viento” Carl Lewis y la atleta de la República Democrática Alemana Marlies Gohr.



            Poco antes de estos mundiales un atleta estadounidense había batido el record del mundo dejándolo en 9:93, y consiguió la medalla de Plata en Helsinki: Calvin Smith.


            Los Juegos Olimpicos de Los Angeles 1984 confirmaron el reinado de Carl Lewis venciendo en la final con 9:99. En féminas el oro se lo llevó la que era plusmarquista mundial (10:79 en 1983) Evelyn Ashford, que pocos días después de los juegos volvía a batir el Record Mundial en Zurich parando el cromo en 10:76.


            Por desgracia, esta prueba de exigencia máxima ha estado siempre en tela de juicio por el Dopaje. En los Mundiales de Roma 1987, el canadiense Ben Johnson batía el record mundial con 9:83, y superaba claramente a Carl Lewis que igualó el anterior record mundial de 9:93. El poderío de las Alemanas del Este seguía siendo incontestable, siendo en este caso el oro para Silke Gladisch-Moller y la plata para Heike Dreschler.



            En los Juegos Olímpicos de Seul 1988 se produjo el mayor escándalo y uno de los golpes más duros al “juego limpio” en el deporte. El culpable de ello fue el recordman mundial Ben Johnson, al que tras pulverizar nuevamente el record del mundo dejándolo en 9:79 y apabullar a Carl Lewis (9:92) le fue detectado en el control antidoping un esteroide (estanozolol) con lo que fue desposeido de la medalla y del record, así como de los del Mundial de Roma al reconocer que también había consumido sustancias dopantes. El record mundial pasó a manos de Carl Lewis. El doping ha sido una lacra para esta prueba como iremos comprobando en este texto.


            En categoría femenina, el 16 de Julio de 1988 Florence Griffith-Joyner pulverizaba el record mundial de Evelyn Ashford dejando la plusmarca en 10:49. Este record mundial permanece vigente en la actualidad. En la final olímpica de Seul apabulló a todas sus rivales y consiguió el Oro con un tiempo de 10:54 con viento. Florence se retiró tras esta hazaña, lo que unido a su repentina muerte en 1998 con 38 años por una apoplejía cerebral ha fomentado la posibilidad del uso de sustancias prohibidas en su etapa de atleta.



            Los Mundiales de Tokio se disputaron en 1991, y Carl Lewis extendió su reinado en la prueba con un nuevo record mundial (9:86) bien secundado (9:88) por un joven compañero de su club Santa Mónica llamado Leroy Burrell que unos años después (1994) batió el record mundial y lo dejó en 9:85. Otra alemana de nombre Katrin Krabbe, que había pertenecido a la extinta República Democrática, lograba el Oro con 10:99. En años posteriores fue suspendida por dopaje, pero su medalla no le fue retirada. Desde este año la disputa de los mundiales pasó a ser bienal.




            En Barcelona’92 finalizó la hegemonía del “Hijo del Viento” en los 100, y fue el británico Linford Christie su sucesor, que también fue campeón mundial en Stuttgart al año siguiente, doblete que también consiguió Gail Devers y sus uñas para Estados Unidos en categoría femenina. Christie también dio positivo tiempo después por dopaje, pero no perdió ni sus título ni sus marcas.


             En los mundiales de Goteborg de 1995 la medalla de Oro fue para el canadiense Donovan Bailey que también hizo doblete con los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 donde batió el record del mundo de Burrell con 9:84. La estadounidense Gwen Torrence fue la campeona de Goteborg y Gail Devers revalidó su oro olímpico en Atlanta.



            En los mundiales de Atenas 1997 comenzó el dominio de dos atletas estadounidenses. Maurice Greene y Marion Jones lograron los títulos mundiales en Atenas’97, Sevilla’99 y en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 de forma consecutiva, batiendo Greene el record mundial de Bailey el 16 de Junio de 1999 en Atenas, dejando la plusmarca en 9:79. Años después, Marion Jones confesó que se dopaba de forma sistemática, lo que le hizo perder medallas y marcas.


            En los mundiales de Edmonton 2001 Maurice Greene siguió siendo el más rápido, pero Marion Jones sufrió su primera derrota en cuatro años ante la ucraniana Zhanna Pintusevich-Block (anteriormente Zhanna Tarnopolskaya).


            En 2002 el estadounidense Tim Montgomery batió el record mundial con 9:78 en una reunión en Paris. Por aquella época era la pareja sentimental de Marion Jones, y cuando se destapó el caso de Jones, él reconoció haber tenido relación con los Laboratorios Balco, aunque no dio nunca positivo. A pesar de ello, fue desposeído del record del mundo.


            Para los mundiales de Paris en 2003 el cambio estaba servido y la final masculina fue igualada pero con marcas flojas, con título para un habitual de las finales pero no de las primeras plazas como Kim Collins de Saint Kitts y Nevis con 10:07. Maurice Greene fue eliminado en semifinales y la anécdota la dio el veterano Jon Drummond, que tras ser eliminado por salida falsa en cuartos de final se negó a salir de la pista y se tumbó en ella, retrasando la jornada 40 minutos.



            La prueba femenina no estuvo tampoco falta de polémica al ser la ganadora en la prueba la estadounidense Kelli White, desposeída de su medalla de oro al dar positivo con modafinil. De esta manera el título pasó a su compatriota Torri Edwards.


            En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fue el estadounidense Justin Gatlin quien se llevó el gato al agua, como conseguiría al año siguiente en los mundiales de Helsinki 2005. Gatlin también igualó en 2006 el record mundial que había logrado el jamaicano Asafa Powell en 2005 con 9:77, pero también se vio involucrado en asuntos de dopaje y perdió la marca.


            En la categoría femenina se produjeron sorpresas en esos años, como el Oro de la bielorrusa Yulia Nesterenko en Atenas’04 y el de la atleta de USA Lauryn Williams en Helsinki’05, ambas con idéntica marca de 10:93.


            Los mundiales de Osaka 2007 fueron los últimos antes de la “era Bolt”, y fue el estadounidense Tyson Gay quien se llevó el Oro con 9:85, superando al plusmarquita mundial Asafa Powell que fue bronce. Unos días después, Asafa batió el record mundial parando el reloj en 9:74 en Rieti. En féminas el título fue para la jamaicana Veronica Campbell con 11:01.



            En los dos últimos Juegos Olímpicos, Pekin’08 y Londres’12, Jamaica ha sido la gran dominadora en ambas categorías, y más en concreto Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser, algo que también hicieron en los mundiales de Berlin’09. Sólo en los mundiales de Daegu’11 dejaron ese honor al también jamaicano Yohan Blake y a la estadounidense Carmelita Jeter.



            Este dominio de Usain Bolt no ha sido sólo de títulos, sino también de marcas, ya que ha batido el record mundial en tres ocasiones: 9:72 en Nueva York en 2008, 9:69 en la final de Pekin’08 y un estratosférico 9:58 en la final de Berlin’09. La superioridad que ha demostrado en los últimos años sobre sus rivales ha sido impresionante.





            Es una pena que este texto haya estado tan salpicado por el maldito dopaje, pero es algo que está ahí y esperemos que vaya desapareciendo. Hay otros atletas que pese a no haber conseguido títulos olímpicos o mundiales deben formar parte de este artículo por haber aportado tanto a esta prueba y sin los cuales no tendría tanto esplendor. Nombres como los de la impresionante Merlene Ottey, el namibio Frankie Fredericks, el triniteño Ato Boldon, la francesa Christine Arron, …


Ignacio Ortiz
@00CAFETERO

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