Aunque
hace mucho tiempo que no tengo la suerte de ver Sumo, soy un buen aficionado a
este deporte, y esa afición empezó hace ya unos cuantos años gracias a las
retransmisiones que hacía Eurosport de los seis grandes torneos oficiales que
se disputan en Japón.
Cuando
en España le hablas a la gente de Sumo lo habitual es escuchar “ah, si, eso de
dos gordos en pañales dándose empujones”. Para un deporte que es casi una
religión en Japón no creo que sea la definición mas adecuada, pero parodias
como la de “Gordo Cabrón” en “Austin Powers en Miembro de Oro” o los
luchadores de sumo del Gran Prix no creo que le hayan hecho mucho bien.
El
Sumo es un deporte donde no hay distinción de pesos o tamaños y que cuenta con varios grados, aunque el principal, lo que
podríamos llamar la “Primera división” es la división de Makuuchi, donde están los 42 mejores luchadores de Sumo. Dentro de
esta división hay diferentes categorías, y empezando por abajo los primeros son
los Maegashira (del Maegashira-15 o 17 al Maegashira-1), y el Sanyaku compuesto por los Komusubi,
los Sekiwake, los Ozeki y los grandes campeones que son
los Yokozuna.
Se
disputan normalmente seis grandes torneos al año (coincidiendo con los meses
impares) y cada torneo dura quince días con combates a diario. Los luchadores
suben de grado en función de los resultados que realizan en el torneo, subiendo
si superan el 50% de victorias y bajando si no llegan al 50%. Para subir a los
dos grados principales (Ozeki y Yokozuna) se deben de dar otra serie de
circunstancias y la aprobación de un comité.
Como
curiosidad, desde 1624 hasta la actualidad sólo ha habido un total de 70 Yokozuna, y en la actualidad hay dos
(los dos son de Ulan-Bator, Mongolia): Hakuho
y, el último en serlo hasta el momento, Harumafuji.
Yo he tenido
la fortuna de ver pelear a los cinco anteriores Yokozunas: Akebono, Takanohana, su
hermano mayor Wakanohana, Musashimaru
y otro mongol como Asashoryu.
También
disfrutaba mucho viendo los combates de otros sekitori o luchadores muy espectaculares como el mongol Kyokushuzan que tenía una gran técnica,
la montaña Konishiki, el eléctrico Chiyotaikai, Tochiazuma, etc.
Al comenzar la
jornada de combates del Makuuchi se
realiza una presentación de los luchadores uno por uno hasta que suben todos al
Dohyo, para a continuación subir el Yokozuna que realiza una danza ritual
para espantar los malos espíritus.
Diversos son
los rituales que se realizan antes de los combates de Sumo: Primeramente se
saludan los contrincantes con inclinación de cabeza, luego realizan algún shiko (levantar la pierna y dejarla caer
fuerte), se colocan en cuclillas y se frotan las manos, dan una palmada,
estiran los brazos con las palmas hacia arriba, luego hacia abajo y finalmente
colocan las manos sobre las rodillas (ritual para mostrar que no llevan armas
ocultas), beben agua purificadora con la que se enjuagan la boca, lanzan sal
sobre el Dohyo para purificarlo y
tras un rato de guerra psicológica empieza el combate cuando los dos luchadores
colocan ambos puños sobre el suelo.
Un combate de
sumo suele ser bastante corto y rara vez llega al minuto. El objetivo es sacar
a tu rival del Dohyo o hacerlo que
toque el suelo con cualquier parte del cuerpo (salvo la planta de los pies que
ya está tocando, claro).
Cada día de
torneo, al finalizar la jornada de competición se realiza otro ritual que es la
“danza del arco” o Yumitori-Shiki,
tras lo cual se tapa el Dohyo y se
apagan las luces para preservarlo en las mejores condiciones.
Yumitori-Shiki |
Como
dato anecdótico, uno de los acontecimiento más festejados por el público es cuando
un Maegashira vence a un Yokozuna, logrando lo que se denomina “Kinboshi” que le supone al Maegashira una recompensa económica para
el resto de su carrera.
Aminishiki vence a Asashoryu |
Ignacio Ortiz
@00CAFETERO
Me encanta el Sumo. Aún echo de menos al gran Yokozuna Asashoryu, mi rikishi favorito de todos los tiempos, relampagueante velocidad física y mental, gran técnica aunque a veces un poco despiadado.
ResponderEliminarBuen post.